Con una poda mal hecha, podemos retrasar la floración de la planta o quedarnos con cosechas indebidas.

Como acto principal, debemos tener unas buenas tijeras de poda que nos faciliten realizar esta tarea.

Previamente, debemos desinfectarlas con alcohol y fuego, así lograremos evitar transmitir enfermedades a través de las heridas o cortes que realicemos.

El cannabis necesita ramas llenas de hormonas de crecimiento, o, llenas de hormonas de floración. Esto se lo aportamos, dejando crecer las ramas tras la poda durante aprox 15 a 20 días.

Si podamos en crecimiento, para corregir la estructura de la planta debemos esperar a que el cannabis desarrolle ramas de nuevo.

Con un mínimo de 15 cm de rama , la planta de marihuana, podrá enviar a esas ramas todas las hormonas de floración.

Este crecimiento, nos llevará un mínimo de una semana o dos, dependiendo de diversos factores.

Si respetamos el crecimiento de las ramas tras la poda, no debemos presentar ningún problema a la hora de la poda.

Consejos para podar tus plantas y prepararlas para su ciclo productivo

Actualmente, existen máquinas peladoras que te quitarán bastante trabajo a la hora de pelar cogollos de marihuana, pero en realidad, la calidad de hacerlo a mano es superior. 

La poda de la marihuana consiste en cortar algunas yemas, hojas o tallos. Esta operación tiene varios objetivos, y su resultado dependerá del tipo de cortes que hagamos a la planta.

Podando las yemas aumentaremos la ramificación y mantendremos la planta baja y compacta. También podemos podar el cannabis empezando por las ramas más bajas, para que la planta pueda concentrar su energía en los cogollos principales.

No hay que podar las hojas de marihuana de ninguna manera. Muchos cultivadores de marihuana piensan que si se podan las ramas más grandes, la planta de cannabis podrá concentrar su energía en los cogollos. En realidad, en el cultivo de la marihuana hay que tener presente muchas cosas como que las hojas producen alimentos nutritivos que distribuyen luego a todo su organismo. Si nos desprendemos de ellas, la planta de marihuana estará a falta de aporte nutritivo y no florecerá correctamente. 

Observando el tallo central de la planta de maría, veremos las hojas más recientes, y entre ellas una nueva yema. Si cortamos esta nueva yema, la planta producirá dos ramas a partir del primer nudo inferior a la poda. Los nudos son los puntos donde las ramas y las hojas se unen al tallo principal. Si luego repetimos esta operación obtendremos 4 ramas principales en vez de dos. Las yemas, de hecho, son el lugar donde se desarrolla la planta de marihuana y donde ésta mide la duración de la luz. Cuando los días empiezan a acortarse, la planta percibe que es tiempo de florecer porque el otoño se acerca. Si la poda es tardía es muy probable que la floración se atrase ya que la planta no logrará medir correctamente la duración de la luz.

Un método seguro consiste en podar la yema central cuando la planta tiene 4 pares de hojas, sin contar los cotiledones que recubren la semilla. La planta producirá entonces 2 nuevas ramas y cuando tenga nuevamente 4 pares de hojas volveremos a podar las yemas. De esta manera, obtendremos 4 pares de ramas y la planta será más compacta y tupida. 

En algunos casos, el hecho de retrasar la floración puede ser útil. Por ejemplo, si queremos que un macho de floración rápida fecunde una hembra tardía es posible podar las yemas del macho para que no florezca antes que la hembra. 

Las ramitas que no se desarrollan se podan para que la planta de marihuana concentre su energía en las ramas más grandes. Es necesario podar la planta de marihuana por las ramas que reciben poca luz y tienden a atrofiarse. Algunas personas que se dedican al cultivo de la marihuana guardan solamente las 4 ó 5 ramas más fuertes y se deshacen de las demás. Sus plantas producen entonces 4 ó 5 enormes cogollos ocupando de esta manera menos espacio. Si bien el rendimiento de la planta es un poco menor, hay espacio para más plantas, y la cosecha es similar. Algunos dejan solamente el tallo central, sin ramificación. Estas plantas son entonces más estrechas y ocupan poco espacio. 

Una de las innumerables creencias respecto de la marihuana, es que las hojas grandes hacen sombra y al cortarlas se benefician los cogollos. Esto no sólo es erróneo sino que perjudica la salud de su planta. Las hojas más grandes son primero una fábrica de alimento fotosintético y cuando mueren, una reserva de clorofila. Durante su vida la hoja produce azúcares que sirven a la alimentación de la planta y ayudan a fabricar sus tejidos.

En el momento de la floración estas mismas hojas amarillean y se secan, pero antes envían su clorofila hacia otras partes de la planta. Si podamos esas hojas, la planta de cannabis debe producir clorofila y no puede concentrarse en el THC, lo que nos interesa a todos. Lo mejor es dejar que las hojas se sequen y se caigan por sí solas. 

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