Balastros

¿Qué es un Balastro?

Un balastro o arrancador es un trasnformador de potencia que permiten arrancar lámparas o bombillas que funcionan con una tensión diferente a la que proporciona la red eléctrica (normalmente 220V).

Las bombillas de sodio (HPS) o LEC (CMH) que se utilizan para cultivar en interior, necesitan un balastro para funcionar. No se pueden conectar directamente al enchufe de casa.

Existen dos tipos de balastros, magnéticos o electrónicos y se fabrican en diferente potencia según la lámpara que tengamos. El balastro debe coincidir con la potencia (W) de la lámpara.

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Balastros electrónicos

Los transformadores para focos de cultivo de última generación representan una innovación en la industria, logrando una mayor emisión de lúmenes con un consumo energético reducido. Garantizan un suministro de luz estable, eliminando los parpadeos, y ofrecen un arranque suave. Además, incorporan un limitador de picos de tensión que extiende la vida útil de las lámparas hasta un 20%.

Marcas reconocidas como Lumatek, Solux, Ignator, Vanguard y Newlite incluyen reguladores de potencia, lo que las hace compatibles con lámparas de sodio de 250w, 400w, 600w, así como con LEC de 315w y 630w. Es importante destacar que, para arrancar una lámpara de 600w, estos balastros electrónicos requieren 630w, reservando 30w para su funcionamiento interno.

La eficiencia, medida por la conversión de energía en luz, favorece notablemente a los balastros electrónicos en comparación con los analógicos.

En cuanto al calor generado, este depende del tipo de balastro y bombilla utilizados. Los balastros electrónicos desprenden menos calor debido a su eficiente método de transformación, en contraste con los analógicos. La bombilla, por su parte, varía según el tipo y técnica de emisión de luz.

Es importante mencionar que los transformadores electrónicos son más sensibles a las fluctuaciones eléctricas, por lo que una instalación deficiente puede afectar su funcionamiento. En cambio, los balastros analógicos, aunque menos eficientes, pueden soportar variaciones extremas sin dejar de operar, aunque esto puede dañar la bombilla.

Un beneficio clave de los balastros electrónicos es su capacidad para regular la potencia, permitiendo ajustar una bombilla de 600w a 250w, logrando un significativo ahorro energético. Esta función es particularmente útil durante los primeros días de crecimiento de las plantas. Además, los balastros electrónicos ofrecen la opción de utilizar la función SUPERLUMENS, proporcionando un 10% de luz adicional al final de la floración, cuando la planta lo necesita.

En resumen, los balastros electrónicos no solo son silenciosos y generan menos calor, sino que también aumentan la producción de luz beneficiosa para las plantas, prolongando la vida útil de las bombillas.

Balastros magnéticos

Los balastros magnéticos, a pesar de haber sido una elección común en el pasado, presentan desventajas en comparación con los modernos balastros electrónicos. Estos dispositivos más antiguos exhiben un mayor consumo eléctrico, generan más calor y ofrecen un rendimiento lumínico inferior. Específicamente, al utilizar balastros magnéticos, una bombilla estándar de 600w requiere 700w de electricidad, ya que 100w se destinan al funcionamiento interno del balastro. A menudo, se encuentran instalados en farolas de la calle debido a su capacidad para resistir sobretensiones.

Los balastros magnéticos son esenciales para configurar un sistema de iluminación asequible para el cultivo. Las lámparas de alta presión de sodio, utilizadas en el cultivo de cannabis u horticultura, necesitan un arrancador o balastro para su correcto funcionamiento, junto con un reflector que mantenga la lámpara suspendida sobre las plantas.

A pesar de su simplicidad y costo reducido, los balastros analógicos operan a la frecuencia de la red, lo que resulta en un peso elevado y un rendimiento inferior. Generalmente, constan de un arrancador, una reactancia y un condensador.

Los modelos más populares están encapsulados en una envolvente metálica que protege contra salpicaduras de agua, contactos indeseados y golpes. Estos balastros suelen denominarse clase II o box. Algunos fabricantes, como Xtrasun o Solux, incorporan fusibles para proteger contra sobrecalentamientos o cortocircuitos.

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